jueves, 21 de junio de 2007

Objetivos de la sub-unidad

Literatura
1. Lectura de un mínimo de seis obras literarias contemporáneas de diferentes géneros
y tendencias artísticas en las que se manifiesten aspectos significativos del ser humano,
de su existencia y del mundo de nuestra época, dando oportunidad para:
a. la percepción de las visiones del mundo contemporáneo que proponen las obras
literarias leídas y de las semejanzas y/o diferencias que se observan entre ellas; y
la percepción de las visiones o interpretaciones de la realidad contemporánea que
se manifiestan en textos de carácter no literario, y en diferentes expresiones de la
cultura en masas (cómics, videos, teleseries…);
b. la comparación de las visiones de mundo de las obras leídas con las que ofrecen
obras literarias de otras épocas, apreciando similitudes y diferencias en los modos
de representación, interpretación y configuración del mundo y formulando
explicaciones para ella.
http://www.mineduc.cl/biblio/documento/200610131541370.LenguaCastellanayComunicaciOnLiteraturaIdentidad.pdf

Surrealismo



El movimiento surrealista nace en Francia finalizada la primera guerra mundial. Surge en el ámbito literario, pero pronto lo abarca todo, pensamiento, artes plásticas, cine y teatro.




El término fue inventado por Apollinaire en 1917, y se popularizó en la revista Littérature, fundada en 1919 por André Breton, L. Aragon y Ph. Soupault. En esa revista publicaban sus planteamientos vanguardistas Breton, Paul Eluard, Francis Picabia y Man Ray, entre otros muchos autores.En 1924 se produce el primer manifiesto surrealista de Breton, que da cuerpo al movimiento. Su ideal era sobrepasar la realidad y llegar a una renovación de todos los valores culturales, morales y científicos por medio del automatismo psíquico.




La producción surrealista se caracterizó por la exaltación de los procesos oníricos, el humor corrosivo y el erotismo, concebido todo ello como armas de lucha contra la tradición, la moral y la cultura burguesa.
Foto: A. Breton





Ultraismo / Creacionismo




El Creacionismo y el Ultraísmo son dos movimientos vanguardistas netamente españoles. Su proceso evolutivo lo podemos situar entre 1918 y 1923.


El Creacionismo
En 1918 el poete chileno Vicente Huidobro llega a España tras su estancia en París. A partir de su actividad y capacidad de influencia sobre un pequeño grupo de artistas partícipes de tertulias vanguardistas el movimiento se va a conectar con los aires europeos que circulaban por París. La influencia de Huidobro junto a la actividad de Ramón Gómez de la Serna marcarán el nacimiento de las jóvenes generaciones poéticas que pretenden romper con el arte anterior a la Guerra del 14. Ello no supone, ni mucho menos, despreciar el papel renovador de otras figuras como Juan Ramón Jiménez o José Ortega y Gasset.
De Huidobro surge el Creacionismo. A través de ese término se quiere dejar patente que la obra literaria es totalmente autónoma del mundo. El poeta debe dejar ya de cantar a la naturaleza; lo que tiene que hacer es imitar a la naturaleza, eliminar todo lo descriptivo o anecdótico. Hay que "hacer un poema como la naturaleza hace un árbol".
Junto a Huidobro hay que destacar a Juan Larrea y Gerardo Diego como fundadores del Creacionismo
En la foto V. Huidobro



El Ultraísmo
El Ultraísmo tiene bastante en común con el Creacionismo y, desde luego, contó con una gran aceptación entre las minorías literarias: participan en su gestación personas como Cansinos-Asséns, Eugenio Montes, Isaac del Vando, Adriano del Valle, Rafael Lasso de la Vega o Jorge Luis Borges, en aquel momento presente en España. Asimismo serán numerosas las revistas que difunden sus principios poéticos: Grecia, Cervantes, Ultra, Plural, Alfar, etc. Prescisamente en la revista Grecia apareció el primer manifiesto en 1919, donde ya se vislumbraban las relaciones de esta tendencia con el futurismo italiano y el dadaísmo. Su corta vida no impidió que se exportara a Hispanoamérica, donde tuvo una buena acogida por el ya citado Borges además de González lanuza, Piñero y Ortelli, entre otros. En cuanto al término Ultraísmo, Guillermo de Torre apunta a su autoría y al papel de Cansinos-Asséns.


En la foto E. Montes

Dadaísmo







El Dadaísmo surgió a la vez en Suiza y Estados Unidos en 1916.


Desde Zurich se expandió hacia Alemania y hacia Francia. En París es ya el movimiento de moda en 1923. El movimiento Dada tiene la particularidad de no ser un movimiento de rebeldía contra otra escuela anterior, sino que se funda en un cuestionamiento de todo el marco conceptual del arte y de la literatura de antes de la Primera Guerra.


El origen del término Dada es confuso y controvertido. De acuerdo con la versión de Tzara y Ball, la palabra surge de la casualidad: abriendo las páginas de un diccionario con la ayuda de un cuchillo, el primer término señalado fue ese: dada. De acuerdo con otras versiones, fueron los camareros del Café Terrasse, lugar donde se solían encontrar estos artistas centroeuropeos, quienes identificaron primeramente al grupo como dada: para esos camareros, las lenguas habladas por aquellos emigrados eran incomprensibles, salvo la sílaba "da-da" ("sí, sí", en ruso y otras lenguas)

Futurismo




Movimiento literario y artístico surgido en Italia en el primer decenio del siglo XX. Nació con un manifiesto, y varió y fijó sus propios enunciados en una serie de manifiestos. El 20 de febrero de 1909 F.T. Marinetti publicó en «Le Figaro» de París un primer Manifiesto en el que proclamó como formas de expresión del futurismo la agresividad, la temeridad, el salto mortal, la bofetada, el puñetazo.

En la foto: F.T.Marinetti
En 1912, el mismo Marinetti, con el Manifiesto técnico de la literatura futurista, apuntó como medio específico de expresión literaria las «palabras en libertad», que eran capaces de traducir, por analogía y sugestión, los mecanismos psíquicos y el frenesí de la vida moderna. Esto comportaba la abolición de la sintaxis, de la puntuación, de las partes calificativas del discurso (adjetivos, adverbios). Las nuevas teorías se aplicaron también a la pintura (1910: Primer y segundo manifiesto de la pintura futurista, firmados por Balla, Boccioni, Carrá y Russolo), a la música (1910: Manifiesto de los músicos futuristas, firmado por Pratella), a la escultura (1912: Manifiesto de Boccioni, en el que se afirma que la escultura debe convertir el infinito plástico aparente y el infinito plástico interior), al teatro (1915: Manifiesto del teatro futurista sintético, firmado por Marinetti y Settimelli, y Manifiesto de la escenografía futurista, firmado por Prampolini; el primero recomendaba 2 sorprender al público con cualquier medio, p. ej. con la 1 concisión, reduciendo las escenas al tiempo fulminante ( de pocos segundos) e incluso a otras formas artísticas todavía por nacer, pero destinadas a nacer en el futuro.
Esta gran cantidad de programas revela una exasperada proyección hacia el futuro; y si por un lado expresa la voluntad de romper con la tradición, por el otro demuestra una cierta incapacidad de realizarse en formas menos hipotéticas y más actuales. Uno de los aspectos más llamativos del futurismo es, en suma, lo veleidoso, que se enmascara de triunfalismo para rechazar el mito de la derrota propio de cierto romanticismo y del decadentismo. Los fu turistas cultivan, por el contrario, el mito de la victoria: victorias tal vez ficticias, coronadas no por una gloria aristocrática y solitaria (como en D'Annunzio), sino por el escándalo en los cafés, en la calle, en las salas de conferencias.
De todos modos el futurismo fue, buena o mala, una escuela de polémica y de moral; y si usó con eficacia la técnica publicitaria, admitiéndola de golpe en la expresión artística, lo hizo con una finalidad básicamente pedagógica. Pero ello no impidió a los futuristas transformar, con el tiempo, los temas iniciales de la máquina, la velocidad, la técnica en exaltación de la violencia, del imperialismo, de la guerra, «higiene del mundo», y, por lo menos con Marinetti, del fascismo.
En el ámbito literario, el futurismo italiano tuvo sus mejores exponentes, además de en Marinetti, en A. Palazzeschi, C. Govoni y A. Soffici; pero los resultados más importantes del movimiento se alcanzaron, probablemente, en el campo de las artes figurativas, con la introducción (sobre todo por obra de Boccioni) de un nuevo sentido del espacio que tuvo consecuencias importantes en la vanguardia europea contemporánea y posterior: cubismo, dadaísmo, surrealismo.

Introducción a las Vanguardias






El término vanguardias surge en Francia durante los años de la Primera Guerra (1914-1917).


Su origen está precisamente en el vocablo francés avant-garde, el cual es un término de origen militar y político, que reflejaba el espíritu de lucha, de combate y de confrontación que el nuevo arte del siglo oponía frente al llamado arte decimonónico o académico.




Desde el principio, el arte vanguardista adquiere una impronta provocadora contra lo antiguo, lo naturalista o lo que se relacionara con el arte burgués. No será causalidad que todas las primeras manifestaciones de estos vanguardismos estén repletos de actos y gestos de impacto social, como expresión de un profundo rechazo a la llamada cultura burguesa.


La Primera Guerra, como expresión del afán imperialista y del profundo fracaso de esa burguesía por conseguir la paz, será el período en que, junto a actitudes diversas de rechazo a la guerra, afloren todas estas manifestaciones artísticas extraordinarias con una versatilidad y agilidad desconocidas hasta entonces. Los llamados ismos se sucederán uno tras otro.





Un video relacionado con el tema esel citado en la siguiente dirección:
Las vanguardias que se presentan el la literatura y en el arte son los siguientes: